Monte, primera parte
Monte primera parte
Del artista visual Abel Monasterolo, se trata de una muestra interactiva que reúne dibujos y objetos.
Evoca el patrimonio natural retratando instantes y estados del paisaje. Nos habla del territorio y biodiversidad de una región del norte santafesino.
Sobre el artista
Nace en 1958 en la ciudad de San Cristóbal, Santa Fe, Argentina. Actualmente reside en la ciudad de Santa Fe.
Es Profesor Superior en Artes Visuales, especializado en Pintura. Como docente dictó el Taller de Pintura de 1° y 4° año y Arte sin Disciplina en la Escuela Provincial «Juan Mantovani» de la ciudad de Santa Fe, además dictó seminarios vinculados a Estética Contemporánea. Participó en Exposiciones individuales y colectivas Nacionales Internacionales recibiendo distinciones.
Galería de imágenes
Fui al monte
¿Cómo narrar la experiencia del paisaje? ¿Cómo inventariar lo que los territorios implican y crean como maneras de ser?
En el pliegue que comunica la poesía de Juan L. Ortiz con las preguntas de la filósofa Vinciane Despret, la vida y la obra de Abel Monasterolo sugieren posibles respuestas. Cada escena alberga voces, olores, texturas y ritmos vitales del lugar de origen del artista, al cual regresa con la intención de construir una vivienda para su vejez.
La referencia biográfica contextualiza las condiciones de producción pero también señala la urgente belleza del monte florecido y la premura de su preservación. Cuando el fuego arrincona la vida en las islas, la hermosura de los lapachos y el canto de las tacuaritas azules nos ilusionan.
Monte, primera parte, es una exposición que reúne dibujos y objetos-cajas, “paisajes en valija”, que nos recuerdan el gesto duchampiano de La caja verde; relatos que a la vez que muestran estados del paisaje en el norte santafesino buscan preservar la biodiversidad que los caracteriza. Son motivos para volver a casa, viñetas que dan cuenta de cómo a medida que el artista se adentra en la naturaleza va cambiando su punto de vista hasta fundirse en la escala del monte. La última caja es la casa, esa niña bonita que no necesita mostrar renacuajos ni pájaros en las inmediaciones porque ya todos habitan en ella: “no se ven pero están”, apunta Abel.
Monte, primera parte, es también un intersticio para profundizar en las implicancias de la experiencia sensible y en la relevancia de la educación estética en nuestras vidas. El artista instala, hace lugar a la poesía en sus obras: “Nada soy yo, / cuerpo que flota, luz, oleaje, / todo es del viento / y el viento es aire siempre / de viaje…” (Octavio Paz).
Volví al monte con la experiencia de haber ido al río, me fundo en el paisaje y comprendo la generosidad de su espesura en tanto origen y destino de la producción artística de Abel Monasterolo. Es, entonces, cuando renuevo las preguntas.
Isabel Molinas. Santa Fe, primavera de 2022.